LOS PÁJAROS DE FUEGO

LOS PÁJAROS DE FUEGO Papá murió en su cuarto, aquí en este primer piso a la calle,   hace dieciocho años. Pongo la llave en la puerta del departamento deshabitado Entro. El vaho del ambiente parece ser el mismo de cuando iba siempre Los olores suelen tener esa persistencia en los lugares Y aquí, hace un año que mamá no vive más. Habilite la luz bajando el disyuntor, Y ahí estaban..... Como pájaros posados, las cosas de vivir. Esperando nada. Estuvieron ahí siempre, desde que tengo memoria..... ahora había llegado su fin. Tomé unas fotos de las habitaciones como si alguna vez  pudiera olvidarla No supe por dónde empezar. Me senté unos instantes en el viejo sillón, y puse manos a la obra Había que vaciarlo todo. Cada ropero, cada mueble, cada alacena. Todo por última vez iba a pasar por mis manos. Debo ejecutar cada paso como un verdugo implacable Los pájaros inmutables, envueltos en ese polvo de ausencia,   irían a parar a un nuevo destino Algunos invaluables a la basura. Otros insignificantes a un nuevo lugar en otra casa, sembrando un nuevo recuerdo. Cada pájaro parece cobrar vida al tocarlo. Se mueve entre mis dedos, reconozco su textura. Mientras voy llenando cajas, envoloviendo en   papeles de diario, parecen revelarse crujiendo,  heridos de muerte. Los muebles van quedando vacios, como nunca los ví. Tengo que embalarlos, el transporte no espera.  La sentencia será a la hora señalada. Voy comulgando en cada cosa que guardo en bolsas, para regalar, tirar o guardar. Comienzo a descolgar cuadros. Veo el perfecto mapa trazado de la  pared muerta, y la pared vivida Enjaulados, enclaustrados en sus cajas, reclusos,  esperaran a ser trasladados. Cada copa, cada ropa , cada  elemento es un viaje, hacia alguna parte de mi vida pasada. Son aves que vuelan haciendo recorridos caprichosos,  piruetas inesperadas en mi mente. Pájaros que vuelan incendiándose.  Pájaros de fuego desesperados en vuelo incesantes consumiéndose , dejando estelas de humo y cenizas sobre el aire. Puedo ver las llamas dentro mío, pájaros rojos aleteando gritando inconsolables de dolor. Ya casi nada queda por atrapar. Solo los álbumes de fotos. Estos pájaros son los más resistentes y coloridos.  Intento abrir alguno. Me golpean la cara aleteos crepitantes de pájaros incandescentes  que me arrastran, me elevan, me sacuden. Los cierro bruscamente. Los guardo. Doy varias vueltas de cinta sobre la caja. La aurora se vuelve crepúsculo y el transporte  contratado llega   para llevarse todo. Son varios hombres. Parlotean riéndose... .- ¿Esto también jefe? Contesto con un breve gesto. Recojo mis cosas. Bajo el disyuntor. Pongo la llave en la puerta. Doy una última mirada. Los pájaros habían desaparecido. Cierro la puerta, doy dos vueltas de llave y entonces,  escucho cantar dos zorzales  La melodía venia  desde dentro de la casa vacía. Abro la puerta, nuevamente por última  vez..... EL canto provenía del árbol que da a la ventana. Vivieron juntos y felices para siempre....   Por Jorge Labaig Gracias querido Jorge, muy valioso aporte, tu sabes, que todo pasa... La vida, en cierto modo, son las pequeñas cosas que suceden donde se esconde un atardecer, un secreto, la vida y la muerte, que evoca el recuerdo suspendido en la memoria y corazón.  Imaginaria y metafóricamente los pajaros de fuego estan y estarán,  irremediablemente.... Las palabras dejan huellas, tienen un alto poder curativo, como destructivo,   en esta narración hay un observador, el hijo, es decir, Tú... único observador, eres  algo real,  absolutamente eterno tan eterno, como el canto que proviene del árbol que da a la ventana.... Jorge, me ha encantado tu cuento,  describes exactamente el duelo de la partida, es curioso como llegamos a  impregnar los objetos con nuestra escencia dandole sentido, mis Felicitaciones !   estrell@26 Que todos los seres sean felices . Que todos los seres sean dichosos, Que todos los seres sean en paz.. BESO TIBIO estrell@26