domingo, 17 de junio de 2012

EL PRINCIPITO.....XXV - XXI Y XXII

El Principito... XXV


Al Mago, dondequiera que esté...





-¿Oyes? -dijo el principito-. Hemos despertado al pozo y canta.


No quería que el principito hiciera el menor esfuerzo y le dije:



-Déjame a mí, es demasiado pesado para ti.



Lentamente subí el cubo hasta el brocal donde lo dejé bien seguro. En mis oídos sonaba aún el canto de la roldana y veía temblar al sol en el agua agitada.



-Tengo sed de esta agua -dijo el principito-, dame de beber...



¡Comprendí entonces lo que él había buscado!



Levanté el balde hasta sus labios y el principito bebió con los ojos cerrados. Todo era bello como una fiesta. Aquella agua era algo más que un alimento. Había nacido del caminar bajo las estrellas, del canto de la roldana, del esfuerzo de mis brazos. Era como un regalo para el corazón. Cuando yo era niño, las luces del árbol de Navidad, la música de la misa de medianoche, la dulzura de las sonrisas, daban su resplandor a mi regalo de Navidad.



-Los hombres de tu tierra -dijo el principito- cultivan cinco mil rosas en un jardín y no encuentran lo que buscan.

-No lo encuentran nunca -le respondí. 

-
Y sin embargo, lo que buscan podrían encontrarlo en una sola rosa o en un poco de agua...
-Sin duda, respondí. Y el principito añadió:

-Pero los ojos son ciegos. Hay que buscar con el corazón.



El Principito

Antoine de Saint-Exupéry


El Principito... XXI

-¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito.

-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear vínculos... "

-¿Crear vínculos?

-Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito para nada. Tampoco tú tienes necesidad de mí y no soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes.




Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro.
Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...

-Comienzo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado...

El Principito

El Principito... XXII





-¡Buenos días! -dijo el principito.
-¡Buenos días! -respondió el guardagujas.

-¿Qué haces aquí? -le preguntó el principito.

-Formo con los viajeros paquetes de mil y despacho los trenes que los llevan, ya a la derecha, ya a la izquierda.



Y un tren rápido iluminado, rugiendo como el trueno, hizo temblar la caseta del guardagujas..



-Tienen mucha prisa -dijo el principito-. ¿Qué buscan?

-Ni siquiera el conductor de la locomotora lo sabe -dijo el guardagujas.



Un segundo rápido iluminado rugió en sentido inverso.



-¿Ya vuelve? -preguntó el principito.

-No son los mismos -contestó el guardagujas-. Es un cambio.

-¿No se sentían contentos donde estaban?

-Nunca se siente uno contento donde está -respondió el guardagujas.



Y rugió el trueno de un tercer rápido iluminado.



-¿Van persiguiendo a los primeros viajeros? -preguntó el principito.

-No persiguen absolutamente nada -le dijo el guardagujas-; duermen o bostezan allí dentro. Únicamente los niños aplastan su nariz contra los vidrios.

-Únicamente los niños saben lo que buscan -dijo el principito. Pierden el tiempo con una muñeca de trapo que viene a ser lo más importante para ellos y si se la quitan, lloran...

-¡Qué suerte tienen! -dijo el guardagujas.


El Principito

Antoine de Saint-Exupéry




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