LAS MADRES NUNCA MUEREN
¡Oh,
cuán lejos están aquellos dias
en
que cantando alegre y placentera,
jugando
con mi negra cabellera,
en
tu blando regazo me dormias!
¡Con
qué grato embeleso recogias
la
balbuciente frase pasajera
qué,
por ser de mis labios la primera
con
maternal orgullo repetias!
Hoy,
qué de la vejéz en el quebranto,
mi
barba se desata en blanco armino,
y
contemplo la vida sin encanto,
al
recordar tu celestial cariño,
de
mis cansados ojos brota el llanto,
porque,
pensando en ti, me siento nino.
Un
golpe di con temblorosa mano
sobre
su tumba venerada y triste;
y
nadie respondio... Llame en vano
porque la madre de mi amor no existe!
Volví
a llamar, y del imperio frío
se
alzó una voz que dijo: ¡Sí existe!
Las
madres, nunca mueren... Hijo mio
desde
la tumba te vigilo triste...
¡Las
madres, nunca mueren!
Si
dejan la envoltura terrenal,
suben
a Dios, en espiral de nubes...
¡La
madre, es inmortal!
M.E. Winston Pauta Avila |
martes, 20 de marzo de 2012
LAS MADRES NUNCA MUEREN...
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