Levantemos
las manos con júbilo,
es tiempo de sonreir,
de entregar los ayunos de justicia,
de mirar hacia arriba,
dónde el arcoiris
nos recuerda
el cumplimiento
de la promesa,
Gracias, oh Señor,
porque has llegado a tiempo,
en el momento justo,
dónde
nuestras fuerzas se terminaban,
allí estaban tus brazos,
para sostenernos,
y para darnos aliento
No deseo honores ni
riquezas, sólo anhelo las
fuerzas necesarias para
arrancar de mi simbólica cruz
las cargas que la hacen agobiante
¡Házme humilde, sencilla y
comprensiva, así con estas
virtudes que te pido, habrá
más Luz en el Cielo de mi
Alma y más Aroma en el
Jardín de mi Espíritu
Cuándo comprendamos las
profundidades de las leyes
del Universo, sentirémos la
alegria y la dicha de haber
hallado Nuestro propio Cielo
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